El Instituto de Urbanismo Taller Caracas y la Alcaldía de Caracas convocaron a un concurso de carácter internacional para diseñar el nuevo Parque Verde Metropolitano La Carlota. En el presente La Carlota es un espacio aislado, externo y extraño en el interior de la ciudad, un lugar ausente en el centro mismo de ella, excluido de las dinámicas urbanas. El siguiente proyecto corresponde al equipo de Glocalstudio (Kunckel Asociados+Stefan Gzyl) quienes recibieron una mención honorífica.
La Refundación La Carlota constituye mucho más que una oportunidad para suplir una carencia cuantificable de áreas verdes, es una oportunidad para refundar la ciudad. El acto simbólico de la refundación aspira a concebir el parque como un modelo para procesos que ocurrirán más allá de sus límites y afectarán a la ciudad en su totalidad, de lo ecológico hasta lo social y urbano. Como espacio fundacional, el nuevo parque será el núcleo vital de Caracas, el lugar desde el que se recuperará un territorio preexistente. Esta refundación, sin embargo, no se dará como tabula rasa sino como el reconocimiento y la reconexión con la ciudad y sus posibilidades. La Carlota no se inaugurará, se fundará. La primera acción simbólica de apropiación del espacio será la eliminación de barreras, permitiendo la apropiación y reconocimiento del espacio desde el primer día.
En una ciudad en la que la naturaleza está en continuo decrecimiento, ¿cómo (y dónde) producir la naturaleza que el parque requiere? Ante la incapacidad de la ciudad de suplirlo de naturaleza (y el costo de traerla de otros lugares) el parque producirá su propia condición natural, desde la obtención de agua hasta la producción de flora y fauna. Estos procesos se harán visibles y determinarán la experiencia del espacio y su desarrollo en el tiempo.
La articulación con la ciudad se resuelve de la manera más generosa posible: eliminando todas las barreras y salvando todos los obstáculos, generando un límite totalmente permeable y peatonal. El borde es el mediador flexible con la ciudad. Es activado por aquellas funciones que la ciudad demanda, para liberar al parque de estas. El borde articula un cambio de paradigma que la ciudad demanda: la preeminencia del peatón sobre el vehículo, el cual es excluido del parque a pesar de la propuesta vial que se plantea (par vial y nuevas salidas desde y hacia autopista).
La construcción del parque propone estrategias que guiarán su desarrollo en el tiempo, no su forma definitiva. Se propone un parque estructurado en torno a los procesos naturales y sus tiempos, desde la expectativa y la escenificación del cambio, un espacio desde el cual cambiar la ciudad y la forma como nos relacionamos con ella antes que ser el reflejo de sus problemas, un lugar que conciba a la naturaleza como energía y proceso y no como formas determinadas a priori. El parque debe aspirar a cambiar la forma como se vive en la ciudad, no ceder ante sus presiones ni reflejar sus problemas.
EQUIPO: Béla Kunckel, Stefan Gzyl, Eumilis Arellano, Juan Manuel Mendoza, Donat Szakmary, Bernadette Guzmán, Fabiana Paluszny, Alan Miliken, Josymar Rodríguez, Katherine Fernández, Yoryelina Moreno, Yanfe Pedroza, Nicolle Hazard, Iván González Viso, Gabriela Hernández, Adriana Rodríguez
Asesores: Hidrología: Ing. Mark Landsell Vialidad: Ing. Eudaldo Vila Biología: Hermes Olmos
